Nos trasladamos a la Provenza, allí se localiza esta rehabilitación, una vivienda con altas dosis de encanto.
Este molino de aceite del siglo XIX en Nimes, en la confluencia del Languedoc y la Provenza, se encontraba en muy mal estado. La interiorista Marie-Laure Helmkampf fue la encargada de dar una segunda vida a este espacio.
La rehabilitación fue total, pero los espacios resultantes siguen conservando el encanto del antiguo molino.
Esta vivienda luce los altísimos techos originales y los ambientes, se adaptan a las necesidades actuales primando la funcionalidad. Espacios diáfanos albergan las diferentes estancias que se dan cita, sin trabas, en la planta baja. En ella, salón, comedor, cocina y estudio se suceden con absoluta fluidez. En estas zonas comunes gobierna el uso de tonalidades muy suaves. Blancos, beis y maderas (colores entre las últimas tendencias en decoración) multiplican la claridad natural que se cuela por los grandes ventanales de hierro. En los dormitorios, La rehabilitación llevada a cabo por Marie-Laure Helmkampf recurre al color para enriquecen la decoración y enfatizar su inconfundible carácter. Por su parte, el mobiliario evidencia un intencionado aire retro, en el que se mezclan los muebles antiguos con muchos guiños vintage y célebres piezas que forman parte del Olimpo del diseño del siglo XX.
IDEAS DE LA DECORADORA: MARIE-LAURE HELMKAMPF
– Materiales para siempre. Adora los revestimientos de estética sencilla que envejecen bien y por eso ha recurrido al cemento pulido y la piedra –caliza belga, mármol de Carrara y travertino…– todo en sintonía cromática.
– Colores definidos. La mayor parte se ha resuelto con una paleta de blancos, beis y crudos. ¿El acertado contraste? Algunos paños muy concretos en gris grafito que plantean sorprendentes golpes de efecto.
– El toque de calidez. La altura de los espacios y la frialdad de los elementos constructivos requerían un contrapunto para suavizar: lo aportan la madera natural, las fibras y, sobre todo, las alfombras.